EL SANTO SEPULCRO.
Esta procesión de traslado de la imagen
de clavarios, siempre ha sido de las de
mayor asistencia; y en esta ocasión lo excepcional del calendario no influyó en
contra. Fue una concurrida procesión,
tanto de fieles de particular como de penitentes invitados y propios.
La clásica “colla” de timbaleros a seis e incluso a ocho
manos, sin llegar a romper los parches, cumplió sobradamente su peculiar oficio
de tinieblas. Ejemplar la participación de las cofradías invitadas. Buen orden
de los propios cofrades con sus vestas de antiquísimo diseño, hermosas en su
barroca factura y sus magníficas fajas bordadas en oro.
Una
ebullición de pequeños timbaleros siguiendo el ritmo acompasado de esta exitosa
sección, respecto a la cual vale el comentario de crónicas anteriores.
Participaron también los cinco penitentes,
sueltas las colas de la vesta a la antigua usanza.
La urna luce también magnífica desde su
restauración y debemos reseñar el silencio y seriedad con que se desfiló.
Presidencias conforme a protocolo y acompañamiento de La Primitiva.
¡Enhorabuena!
“La Columna”
Y he de
repetir la enhorabuena. Con mayúsculas.
Después
de la banda de tambores que no identifiqué, me asombro el número de personas de
particular que acompañaron con cirios este acto. Puedo jurar y les juro que ya
quisiera ver ese número de fieles en la procesión de la Virgen o en el Corpus.
Repito: les juro que aluciné.
Ni
qué decir tiene que se mantuvo la ya consolidada costumbre de vestir atuendos
penitenciales con verduguillo, portar faroles y varas en vez de cirios, portar
cruces y arrastrar cadenas, y es notable la cada vez mayor participación de penitentes.
Me alegré sinceramente de ver en la presidencia a D. Rafael Esparza, ya
repuesto de su grave tropiezo. Le vi cara de satisfacción, y no era para menos.
Xxx
En ambas procesiones, aparte de una correcta
llevanza, las andas lucían precioso arreglo floral.
Con afecto, mis parabienes. M. Mira
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada