dilluns, 24 d’abril del 2023

HACE UN SIGLO

 

¡MARE DE DÉU DE LA SEU, MISERICORDIA!

 

      Ese fue el grito unánime del pueblo setabense, que movió de tal modo el corazón de la Madre a librar Xàtiva de  la grave epidemia de peste allá por el 1.600.

      No fue ese exactamente el motivo de los actos celebrados ayer, 22 de abril de 2023, en la Alameda, pero sí tuvo que ver en la prueba del afecto uy devoción de este pueblo soñador hacia la Mare de Déu para que el Papa Pio XI la  declarara Patrona Principal de la ciudad. Ayer, celebrando la efeméride del centenario, era el día de la alegría y de las emociones; era el día en que se nos brindó la oportunidad de ratificar aquellos fervorosos sentimientos del pueblo entero, del pueblo llano y de la nobleza; del pueblo creyente que consiguió obtener la gracia del patronazgo de la Virgen de la Seo para esta vieja Saetabis hace un siglo; y cincuenta años se cumplirán el 4 de agosto próximo, cuando en este mismo lugar una multitud de setabenses se dio cita en tan   emblemático lugar hasta ver coronada como su Reina y Madre a Santa María. Ya en la entrada anterior de este blog, ofrecí una pincelada de aquel acto que presidió el recordado D. José María García Lahiguera, a la sazón  Arzobispo de Valencia. También el sábado 22 hubo mucha gente en la Alameda. Dos mil quinientas personas, según la Policía Local.

      A las siete menos cuarto de la tarde se oyeron desde mi casa las salvas que anunciaban junto con las campanas de la Seo la salida de la imagen titular de la Mare de Déu de la colegiata.


      Sin apenas retraso la vimos entrar al paseo de la Alameda acompañada del Cabildo Colegial, Camareras, Alets y Cofradía, quedando situada junta al altar preparado para la celebración en el mismo lugar que en 1973, sobre un amplio tablado sobriamente decorado, destacando sobre el fondo de las barras de la señera un repostero con el escudo de la ciudad. Salvo algún pequeño desajuste  que se subsanó, la megafonía fue la idónea. Mi esposa y yo tuvimos la suerte de sentarnos en primera fila, justo frente al coro y el conjunto instrumental de la Música Vella. He de destacar la intervención de aquella nutrida coral interparroquial, que cumplió cum laude el objetivo propuesto, con la ayuda magnífica de La Primitiva. No fue tarea menor el arreglo de todas las partituras encargado a nuestro académico de cabecera D. Francisco José Perales Ferre. No me olvido del trabajo durante meses de los preparadores Paco Roca y Vicente Blesa y la disponibilidad de los cantantes. Espero volver a oírles, si Dios quiere, el 5 de agosto en la Seo. Y no quiero pasar por alto cómo a la mayoría de los presentes  se nos hizo difícil  entonar el himno a la Virgen. A mí por lo menos se me formó un nudo en la garganta y nuestro corazón se sobrecogió cuando Ignacio Giner cantó las difíciles estrofas de Hinojosa y Ramírez Cameno.


 Gloria bendita ¡Qué gozo! ¿Quién podrá negar la emoción que envolvió el abarrotado Real?   Debió cantar muy bien Ignacio cuando a mi mujer, con los ojos nublados, se le escapó un ¡bravo! que le salió del alma.

      A fuer de ser exigente y partiendo de aquello de que cualquier acto humano puede ser mejorable, sería injusto olvidar el meritorio trabajo realizado por los organizadores de este histórico, solemne y hermoso  acto. Y, en particular, nuestra felicitación sincera ha de ser para Juan Vicente Martí Arquimbau, al frente de ese grupo entusiasta que nos brindó el gozo de tan esperada celebración.

      Estuvieron presentes la autoridades municipales, el mando en plaza de la Guardia Civil, la Junta Local Fallera con las falleras mayores. Ya lo he dicho, Camareras, Alets, Cofradía de la Virgen…; Miembros de la Hermandad de Cofradías de Semana Santa y múltiples representaciones. Coincidí, al sentarme, con una representación de la Música Vella y tuve ocasión de saludar a su presidente y felicitarle por lo que a su parte le correspondía merecidamente.

      No tuve la oportunidad de contar los sacerdotes que concelebraron, pero me pareció que había más de veinte, algunos muy jóvenes y nuestro flamante diácono, Paco Sáez, visiblemente emocionado. Como maestro de ceremonias, Don Juan Damián. Entre los concelebrantes estuvo el Vicario Episcopal de la Vicaría VI, D. Juan Melchor Seguí, actualmente Rector de la Basílica de la Virgen de los Desamparados. Dos mitras, la del Sr. Abad y la del Obispo D. Manuel Ureña. Ya se le notan los años. Me permitirán la licencia y el atrevimiento de opinar que el Sr. Obispo se entretuvo mucho, demasiado, en cuestiones históricas. Yo hubiera preferido mejor escuchar un canto a María. Espero su perdón por el atrevimiento. No sé si seré impertinente al preguntar (porque no lo sé) por qué motivo no nos acompañó Monseñor Benavent. En todo caso, sí que es cierto que pudimos seguir perfectamente el rito eucarístico con el ya mencionado acompañamiento de coro y orquesta.


 Doy gracias por haber podido estar presente, casi tan cerca como lo estuve en 1.973.

      Fue la de ayer una bella celebración, como ya he dicho, en ciertos momentos, emocionante.

      Repito: la rúbrica de Ignacio Giner, para enmarcar.

      Y la Virgen. Ella se enteró de todo y el bello rostro que esculpió Benlliure, no dejó de sonreir a todos: a quienes quizás se acercaron como meros curiosos; a quienes en los bares cercanos merendaban tranquilamente; a quienes se afanaban por la observación de cada detalle de la ceremonia; a las personas cuya devoción no le es desconocida; a los cantores y los músicos que le ofrecieron por su amor de hijos muchas horas de trabajo, a los técnicos de megafonía, a los sacerdotes y servidores del altar…¡Cómo vamos a dudarlo…! ¡¡¡Si es la madre de todos!!! 

       Acabado el acto, la sagrada imagen fue llevada en procesión hasta la Parroquia de San Pedro, donde permanecerá durante esta semana y en  la que se celebrará su estancia, sin duda, con el amor que merece. Por cierto, en 1973 la imagen estuvo sin corona. Un descuido y unos cables propiciaron que a su paso por la Av. de Selgas, ya cerca del Jardín del Beso arrancaron tan hermoso tocado, que hubo que restaurar. A la llegada a la Parroquia el saludo lo pronunció Pepe Santamaría. Recuero aquel emocionante piropo: Encara que no dus la corona, Mare de Déu, que guapa eres! Se pueden imaginar el aplauso. Les confieso que ahora, al recordarlo, me caen las lágrimas.

       Trataré de seguir el itinerario. No les prometo nada. Va ser largo, pero está bien que lo sea en buena hora.

           Un cordial saludo, Miguel Mira.