dilluns, 3 d’abril del 2023

NOCHE DEL SÁBADO DE PASIÓN Y DOMINGO DE RAMOS

 

1.- SÁBADO NOCHE.

     

            El presidente de la Cofradía de La Columna no me engañó. Protestaba yo el viernes cuando, al pasar por delante de nosotros, expectantes el viernes, la banda de tambores de La Dolorosa, por lo que me parece una exageración el toque inmisericorde a romper –es su estilo habitual- que resulta atronador. Algo dije ya en la crónica de ayer. Sonriendo, el bueno de Juan Carlos me preguntó: ¿qué no te gusta? Dije que no y me replicó: Pues entonces veremos lo que te parece la banda que llevaremos nosotros mañana… Así que cuando me acerqué a la Plaza de San Francisco a ver la procesión y rezarle un “Dios mío, apresúrate a socorrerme…” al Señor de la Columna, me percaté ciertamente de c

cómo se cumplía el pronóstico: allí estaba abriendo el desfile procesional una nutrida y disciplinada banda de bombos y más bombos. No sé si ustedes comparten mi opinión. No es necesario tanto ruido. Pero, claro está, para gustos, colores. Por lo demás, el traslado de la imagen de clavario del Santísimo Cristo de la Flagelación se desarrolló en su línea tradicional de rigor penitencial en su sección de penitentes con cruces y cadenas, su toque de campana y  su turiferario, así como el resto de cofrades, la verdad, no demasiados. Primó en la uniformidad el verduguillo. Todo en su normalidad. La presidencia de costumbre y acompañó la Música Nova.

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      2.- EL ESPLENDOR DE LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN

 

      Domingo de Ramos. Espléndido el día; extraordinaria la participación de niños y adultos. Casi media hora estuvo pasando gente con palmas y ramos de olivo, previamente bendecidos a la puerta de la Colegiata. Abría la marcha la banda de la Academia Rytmus, ésta sí, sin estridencias; cada cual tiene su estilo. Delante de los cofrades la mini-banda de tambores de la propia asociación tan atractiva para la gente menuda, este año superándose a sí misma  esta entrañable cofradía en asistencia. Uno le tiene mucho afecto, contando con que estuvo entre los primeros portadores de La Burreta en sus tiempo de bachiller. La presidencia religiosa iba formada por el cabildo colegial y el Sr. Abad con mitra. Hermandad de Cofradías exenta del luto de los traslados de estas noches pasadas, cerrando el desfile, con bandera, La Nova, también pletórica. Gente en las calles, como nunca. Tal vez, si hay que denunciar un “pero”, sería el corte que se formó a partir del ingreso en la Corretgería, rompiendo la proximidad entre la numerosa participación de particular y la cofradía, que entró más de veinte minutos después de aquellos. Como de costumbre, la plaza de la Seo fue un clamor al paso de la imagen de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Enhorabuena.

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      3.- LA TARDE

 

      Con cierto retraso, se inició la procesión de penitencia de la cofradía decana con esa antiquísima y venerada imagen del Santísimo Cristo de la Palma. Pude verla desde un lugar insospechado: la Plaza de Santa Ana, podríamos decir que “en palco”. Ni un reproche a la organización. Rytmus actuó con sobriedad. El clásico motete, nutrido como viene siendo habitual, recordándonos aquellos pasajes de la pasión, como el “latro de cruce, clamabat…” o el “velum templi scisum est”…Buen acompañamiento  y muy buena participación de cofrades y camareras de la Virgen de la Soledad. La sección de antorchas, completa y todos con su flor en  la mano, roja como el ramo que corona la cruz y sostiene la palma. Enhorabuena.

Me alegró ver a D. Joaquín Núñez, el Prior de la Cofradía, acompañando sobre ruedas a los portadores.

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      4.-EL NAZARENO

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      Nos correspondía trasladar nuestra imagen de clavario al domicilio de la clavariesa entrante como cada Domingo de Ramos. Y, con puntualidad británica, Gracia Rovira Granero nos entregó la imagen que estuvo bajo su custodia durante un año, para el ejercicio reglamentario de su entrega a Ana María Cañada Martí, clavariesa entrante. Esa talla en madera es del escultor Bayarri, es decir, del mismo artífice que confeccionó las admirables andas principales de Jesús Nazareno.

             


      Hacía algunos años (me he hecho mayor) que no acudía al montaje de las andas de traslado; pero ayer me acerqué a la casa de la familia Granero y fue una gozada poder echar una mano en un entorno cuasi familiar, amigable y tranquilo, y en una tarde primaveral y apacible, donde nuestra imagen quedó perfectamente preparada.

      El comentario principal a la procesión podría resumirse en una palabra normalidad. Si se quiere, el itinerario podría tacharse de un tanto irregular. Es cierto que nos temíamos que resultara excesivamente largo; pero la verdad es que lo cubrimos en una hora y treinta y cinco minutos. A las doce menos veinte estábamos en el lugar de destino.

      Sí que  fue de notar que la participación de acompañantes era reducida, pero, si miramos nuestro censo de portadores, la asistencia fue aceptable. Hubo alguna ausencia justificada, pero si no podemos caer en el triunfalismo, no nos podemos quejar de desinterés. Somos los que somos y cumplimos. No hubo problema alguno en la organización y siendo todo, como es lógico, mejorable, no ha estado exenta de razón la seora presidenta cuando esta mañana nos ha dado las gracias en su sentido mensaje de WhatsApp y ha mostrado su satisfacción por el deber cumplido. No obstante, pienso que no podemos echar cohetes. La verdadera prueba de fuego la tenemos los próximos días Jueves y Viernes Santo. Seguro que Nuestro Padre Jesús Nazareno nos echará un cable, supuesto que Él  nunca falla. Y otra cosa: es cierto que cerramos un primer capítulo de nuestras tradiciones con buena nota. Pero nuestro Nazareno nos está recordando que cada uno de nosotros debemos caminar con nuestra propia Cruz en el día a día y esa no es una cuestión de oportunidad puntual en el calendario; es una cuestión de trescientas sesenta y cinco jornadas cada año. ¿O no?

                                                

En casa de la clavariesa      

    La Junta de la Cofradía hermana ha estrenado varas, obsequio de una familia nazarena. También éste es un símbolo de integración y reafirmación de una decisión inquebrantable al servicio de Jesús Nazareno. Esas varas simbolizan la antigua vinculación de la cofradía a la Orden de Predicadores y preconizan la sobriedad en el hacer y el fervor en la transmisión de nuestra fe.

                                                      


      La rúbrica final la puso la banda de música de La Primitiva Setabense, como el anuncio de nuestro paso por las calles lo signó Rytmus con un tempo adecuado y un sonido sin estridencias.    

            Cordialmente, os deseo lo mejor. Miguel Mira