VIERNES SANTO

6 de Abril de 2.012 (tarde)

PROCESIÓN GENERAL DEL SANTO ENTIERRO

            Cercano estuvo el registro de las cinco horas al entrar en la Colegiata la última de las imágenes que procesionaron en este significativo día. Viernes Santo: día grande de nuestra Semana Santa. Viernes Santo: día del milagro de la Virgen, de esa Virgen Dolorosa tan querida y venerada por los setabenses.

            Al llegar a la Plaza de la Seo, la banda de tambores espera y prepara el homenaje a la Madre, a su manera, con toda su vehemencia a pesar de las tres horas largas de procesión; y redoblan con fuerza tres veces y cada vez acaban en un compás unánime, rudo y seco. Y sonó el primer trueno; y el segundo; y el tercero y último, al tiempo que se oyó un quejido de temor, de angustia, de zozobra, un ¡ay! que salió del corazón de quienes estábamos en la plaza… ¡La Virgen con su Hijo se caía…!  Rota una de las barras de las andas, la Virgen se caía… Mis manos fueron a la cabeza ¡Por Dios Santo…! Y las lágrimas todavía asoman a mis ojos ahora cuando escribo esto. Pero la Virgen no llegó al suelo; y no llegó porque manos amorosas lograron sujetarla. Había mucha gente a su lado esperando su paso y ese tesoro de nuestra imaginería, ese símbolo de tantos sentimientos de amor por la Madre y por Jesús Muerto, no llegó al suelo…¡No debía llegar al suelo! No puedo decir si alguno de los portadores o espectadores sufrió algún percance; parece ser que tan sólo uno de los faroles del anda quedó algo dañado. Pero lo que enfervorizó a todos fue ese milagro patente. ¡La Virgen no cayó! La reacción de cariño fue un aplauso sentido de cuantos allí estábamos. La Madre jamás puede caerse. Nunca se caerá de nuestro corazón. El suyo, traspasado por una espada. El nuestro transido de su pena. Pero siempre, siempre, esperanzado ante la seguridad de su maternal protección.

            Después de esta escena, qué más puede uno decir de la procesión del Viernes Santo en Xàtiva… Que fue bastante ordenada, sin cortes significativos. Algo lenta, pero dentro de los cánones de esta nuestra particular manera de celebrar la Pasión del Señor. Sin demasiada preocupación por el silencio. Sin preocupación alguna –salvo honrosas excepciones- por la disciplina en el desfile… Bien es cierto que gozamos de pasos excepcionales, que bien servirían para esa catequesis plástica que nos muestra la cronología de la Pasión y Muerte de Jesús… Pero esa exégesis bíblica, si no va acompañada de nuestro personal testimonio, nunca pasará de ser una exhibición artística. Y me temo que no vamos a mejor, repito, salvo honrosas excepciones.

            Mañana Encuentro Glorioso. Merece la pena bajar al Carmen. Prueben.

            Como siempre, vuestro, MIGUEL MIRA