dimecres, 30 d’abril del 2014

CON UN PEQUEÑO RETRASO...

...OS CUENTO:
 
   Convocados oportunamente, el sábado, 26 de Abril, procedimos a reponer a su lugar habitual nuestra imagen titular, nuestras andas y cuantos trebejos nos permiten desfilar en nuestras procesiones dentro de unos parámetros ornamentales dignos. Durante ese trajín, es un verdadero privilegio poder disfrutar de la contemplación de una escultura de la categoría de nuestro Nazareno, que raya la perfección. Aunque lo hayamos tenido tan cerca año tras año, no puede decirse que ese hábito convierta en mera rutina aquella expectación. Al contrario, mirando la imagen de Jesús es difícil olvidar su rostro doliente pero sereno; sin adustez, antes bien con una mirada que te sigue allá donde quiera que te sitúes, compasiva y misericordiosa; mirada que trasluce el derroche de amor que está representando al cargar con el tormento de la cruz con que nos redime. Cuando diligentes “cirineos” le alivian el peso, parece que también los demás nos sentimos aliviados, al menos por unos minutos… puesto que ha de ser de nuevo cargado con otra cruz, que no por pequeña deja de ser cruz y nos recuerda a cada instante su por qué. 
   MIGUEL MIRA