dimecres, 16 d’abril del 2014

MARTES SANTO



MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO…



            El grupo escultórico del Jesús de la Buena Muerte siempre me llamó la atención, por su sobriedad y por la excelente disposición de las figuras que lo componen, de modo que sin quitarle protagonismo a Cristo crucificado, nos están recordando con un solo golpe de vista aquel pasaje de la Pasión, según el relato de San Juan (19; 25-27).

            “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego, dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”…

            Buen tema para la meditación. 
      Aunque hoy no dedique una mención particular a Nuestra Señora de la Esperanza, lo que no quiere decir que no la recuerde (arriba está la prueba), pretendo resaltar cómo, francamente, los setabenses podemos estar orgullosos de poseer entre nuestro gran tesoro artístico imágenes de esta calidad y exhibirlas públicamente ante propios y extraños. Eso de una parte. De otra, para mí es imprescindible reiterar el comentario que vengo haciendo estos días, relativo a la participación en las procesiones, esas en las que ofrecemos tan bellas imágenes, y esas en las que por nuestra parte estamos dando, o debemos dar,  testimonio de nuestra fe. La asistencia de fieles está siendo extraordinaria; y anoche, 15 de Abril de 2.014, volvió a suceder. Calculo que pudieron formar el acompañamiento unas trescientas personas. ¿Qué está pasando? No voy a insistir en la reflexión ya plasmada en otras crónicas anteriores, pero, chapeau,  hay que descubrirse. ¿Tendrá algo que ver la trascendencia de la imagen, el talante, la energía que transmite nuestro Papa Francisco? No lo sé.

Un amigo me ha comentado que tal vez es que las cofradías algo estaremos haciendo bien; le he replicado que no, que no me parece ese un buen argumento. Y el que no me parezca que ese sea el motivo, tiene su base en ejemplos domésticos bien recientes, que, claro es, no voy aquí a remover.   

Bajando a lo cotidiano, anoche pudimos ver una procesión bien organizada, superconcurrida, como digo, y muchísima gente en la calle. Saetas y el atrevimiento de alguien cantando alguna albà (desde mi punto de vista, impresentable). Protocolo, el habitual. La banda de música de La Nova, excepcional. No en balde está preparando su participación en el Certamen Internacional de la Feria de Julio en Valencia.

Y algo que me llamó la atención. Delante de las imágenes, revestidos con preciosas dalmáticas, dos turiferarios ofrecían el aroma del incienso tanto a Jesús como a su Madre durante todo el itinerario, incluso el Viernes Santo en la Procesión General. Anoche hubo incienso, pero las dalmáticas se trocaron en túnicas blancas con capucha, estilo monacal; y, vaya, pues no me cuadra, la verdad. No es que me parezca mal ni soy quien para criticarlo. No se trata de eso. Sencillamente, el contraste no me acabó de convencer. Y un detalle de buen gusto: como saben, es habitual que una o dos personas se situen junto a los pasos para auxiliar al conductor de los tronos, sin especial cuidado en el vestir. Este año los hemos visto elegantemente trajeados con un distintivo bordado en la chaqueta. Excelente decisión.

Seguimos, pues, camino de la Pascua.

Hoy, Miércoles Santo, participaremos en Les Cortesíes, si Dios lo quiere.

Buenos días, queridos amigos. Miguel Mira.