En la procesión del Señor de la Columna me llamó la atención que este año, por primera vez desde hace unos cuantos, no desfiló cofradía invitada. La excelente banda de cornetas que solía abrir camino fue sustituida por la local de "El Cachorro". Echamos en falta gente por las calles; apenas si hubo espectadores; si acaso algún grupo en las plazas, pero casi nadie.
Buen acompañamiento y, aparte de la ya expuesta, otra novedad: el toque de una campana, que hacía sonar una cofrade, entre dos pendonistas, avisando de la proximidad del paso; cruz procesional y penitentes, detrás. Me percaté de que la participación aumenta de año en año y el arrastrar de cadenas se multiplica, produciendo una impresión un tanto escalofriante. Orden quasi perfecto; quizás excesiva la separación entre cada terna ( los cofrades portadores de farol o cruz desfilan de tres en tres). Me llamó la atención que (salvo dos) ninguno llevara cirio, pues incluso los más cercanos a la imagen, en dos filas, portaban sendas varas o pértigas con el anagrama de la asociación. Muchos, descalzos, y todos (salvo los más pequeños) con la cara cubierta con verduguillo. Dos excepciones: el presidente y la señora clavariesa, acompañando al Sr. Abad, desfilaron sin cubrirse el rostro. Cerraba la procesión, como es de rigor, la Hermandad de Cofradías; y las marchas procesionales, a cargo de La Nova.
A destacar: el solemne silencio, que, por cierto, en el momento de discurrir por la Pl. del Mercat, se vio roto por un clamoroso grito procedente de uno de los bares de la zona... ¡GOOOOL! había marcado el Barsa. Pero volvamos sobre nuestros pasos. Digo que fue destacable el silencio, el rigor en la disciplina, la convicción de que, si se quiere, se puede procesionar con formalidad sin descomponer la simetría ni alterar el tempo de marcha. Cada cual en su interior, sin duda, ha tenido que asumir esa forma de penitencia.
El paso por las calles estrechas del casco antiguo de esta procesión de Cristo Flagelado nos transporta a tiempos del medievo, a costumbres más propias de la árida Castilla que de nuestras tierras mediterráneas, a la memoria de aquel tenebrismo que parecía superado, pero que no sé por qué -como ya insinué al hablar del traslado del Sepulcro- asoma de nuevo su cara.
Una cosa es cierta: me guste o no este modo de ataviarse, lo cual ahora y aquí no viene a cuento, reporta una ventaja sobre quienes desfilan (desfilamos) a cara descubierta, y es que no permite o al menos hace difícil trabar contacto verbal con el penitente que te precede y menos si la distancia entre fila y fila es de dos o tres metros.
Cada uno de nosotros es capaz, sin duda alguna, de hacer lo que otros hacen bien. La pregunta es obligada y clara ¿nos da reparo imitar lo que de bueno vemos a otros para que no nos digan copiones? La verdad, no me da envidia ninguna ni el atuendo ni la forma de aquella penitencia. Si siento celos es de la capacidad renovadora, de la aceptación sin condiciones de las normas dsciplinarias, del respeto al acto en que participas y a lo que representa, de la fraternidad entre los asociados.
A veces, tropezamos con aquello de que "sempre s'ha fet aixina". Otras, confundimos costumbre con tradición, cuando ni una ni otra son valores absolutos. Otras, no encontramos respuesta.
Tal vez hoy este relator se haya pasado un poco. Si es así, disculpadle. ¿O me he quedado corto?
Vuestro, MIGUEL MIRA.
12 comentaris:
Hola querría hacer solo un comentario:
las procesiones de penitencia y rogativas, estaban ampliamente representadas en el antiguo reino de valencia y por supuesto en Xativa como segunda ciudad en importancia del mismo, por lo que no comprendo la alusión a que este tipo de procesiones son mas propias de la zona castellana.
también me gustaría decir que hablar durante la procesión me parece una falta de respeto hacia el acto que se viene a recordar: la pasión de nuestro señor Jesucristo.
Hola, como portador de la Hermandad de Nuestro Padre Jesus Nazareno, tengo que decir que es de admirar el acto procesional realizado por nuestros compañeros penitentes,en la que si contaron con la presencia de penitentes de cofradías invitadas, me pareció contar unos 8, justo detrás de la campana que abría la sección y de las 2 antorchas que parecía que iluminaran el camino a los penitetes que buscan el favor de Dios o en agradecimiento.
El día del traslado de cruces, debo decir que el silencio era estremecedor, solo roto por la sonoridad de una campana y un arrastrar de cadenas que propiciaban la oración y el recogimiento digno de estos días de pasión.
Hola, con animo constructivo, quiero dejar constancia de una procesión de penitencia desarrollada en Xativa de la que hay noticia, la misma tuvo lugar en el año 1712.
He aquí el texto:
Gamir narraba con detalle aquel cortejo. Los niños y niñas precedían la procesión,
vestidas de María Magdalena (modelo de pecado y de arrepentimiento que conducía
a la santidad, tal y como plasmó en madera policromada Pedro de Mena) y niños
nazarenos, con vestiduras blancas y moradas, corona de espinas, con soga de esparto
pendiente desde su cuello y portando cruces en sus manos. Los penitentes,
igualmente coronados de espinas les seguían, saliendo todos ellos de la Iglesia Colegial,
sin un orden riguroso, imposible de guardar por el gran gentío que allí se reunió.
Calatayud en su Manual señalaría unas instrucciones rigurosas para que esta procesión
discurriera con orden... «cruces pesadas a cuestas, barras de yerro, arrastrar
cadenas, golpes en las mexillas y otras demostraciones de sentimiento retratavan vivamente
a Nínive penitente». El cortejo llegó a un amplio espacio, que Gamir llamó
«plaza mayor», donde «se formó un teatro agradable a los Angeles en que hizo una
breve exhortación». El cortejo regresó a la Colegial donde, como era costumbre, los
hombres fueron separados de las mujeres en su distribución por el templo:
«Dispuesto ya un Crucifixo en el altar mayor cerrado con cortinas, pendientes de sus
llagas listones de nácar que finían en un cáliz - dispuso el Missionero los ánimos para
aprovecharse de la sangre de Cristo en medio de un perdón general - fue la emoción, y
lágrimas extraordinarias, tiradas las cortinas de la Santa Imagen - aquella representación
de la sangre del Salvador, derramada por el perdón de nuestras culpas no hubo
quien con sollozos no explicara su ánimo, fue el de todos arrojarse a los pies de sus mayores
contrarios, que eran pocos en aquella ciudad los que mantenían enemistad»
Gamir narraba con gozo aquella reconciliación entre los setabenses. Las palabras
que escribe el jesuita valenciano parecen calcadas a las que publica Calatayud
años después en este «Arte y método», al que estamos recurriendo de forma constante...
«ordinariamente, en los pueblos grandes y pequeños, donde asisten a la función,
suelen aquella tarde y noche andar Parientes, Vecinos, Amos, Criados, Eclesiásticos,
Nobles, Señoras, unos por las casas de otros a reconciliarse y hacer las paces (...) de
suerte que parece una tarde de Jueves Santo según anda la gente». Es la conocida
función de los enemigos.
También hay constancia escrita de otra procesión de penitencia, celebrada en este caso por el celebre jesuita Calatayud en 1735
Hola,añado un parrafo que me habia dejado:
Pero no podía terminar este novenario sin una gran Procesión de Penitencia, como
gran Acto Final, «a fin de santificar aquellas calles y plazas de la infeliz y arruinada,
ciudad». Calatayud, en su Manual, encontraba muchas razones de utilidad en
estas procesiones: «aplacar la ira y justa indignación de Dios, traer más gente a la
Mission; porque varias almas amantes de su carne y que después de mucha luxuria y
maldades, tenían grima a hacer penitencia, al sonar por las calles los azotes, cadenas
y golpes, y ver tantas y tan rigurosas penitencias, aunque sean de bronce, se
compungen y animan al castigo con el exemplo. En Alicante al. passar por las calles
la Procession de Penitencia nocturna, muchas personas se castigaban y azotaban
cruelmente, se oían azotes que en varias casas cerradas tomaban»
Buenas noches, me gustaría decur que si los comentarios de este blogg son públicos ante una noticia de interés común, no me parece, por tanto, de actitud correcta eliminar aquellos comentarios que no son acorde a los del autor, dejando así solamente a la vista de los futuros visitantes al foro, aquellos que le son favorables.
Así que tal vez este comentario también se vea censurado por el autor.
Es así ¿O tal vez me he quedado corto?.
Con todo respeto voy a dar una escueta respuesta (obviando la cuestión de san Vicente Ferrer que espero desarrollar en una próxima respuesta) a su aseveración de que las procesiones penitenciales son mas propias de las tierras castellanas.
Voy a basarme únicamente como fuente en el libro de la hermandad de portadores de nuestro padre Jesús Nazareno de Xátiva cuyo autor es Vicente Ribes Iborra.
En la pág. 13 hay un pequeño relato de la crónica de francisco Gabaldá O.P. referida a la peste que azotó a valencia capital en el año 1648, no narra el referido fraile una procesión de penitencia: “Los penitentes (…) eran muchos unos ceñidos apretadamente de ásperas sogas, otros arrastrando gruesísimas cadenas otros sufriendo pesadas cruces” y el autor nos presenta este tipo de procesiones como la génesis de su propia cofradía en 1650 (Jesús Nazareno de Xátiva).
En la pág. 18 se narra una procesión de mediados del siglo XIX, transcribo aquí un párrafo: “El jueves santo a las seis de la tarde salía la procesión de Jesús Nazareno con los armados, el cirineo detrás y todos los hermanos cubiertos con túnicas moradas de cola y caperuza, atadas con un cordón blanco, cruz en le pecho, rosario al lado pañuelo al cuello y medias blancas y calzados de alpargata. Acompañaban los trompeteros tocando las bocinas cubiertas con un lienzo, en el que estaba pintada la pasión del señor, y una porción de penitentes vestido de nazarenos descalzos, o cargados con pesadas cruces cumpliendo una penitencia que habían ofrecido en sus enfermedades o peligros.” (Esto último resume el sentir de la sección de penitentes de la Cofradía del Cristo de la Flagelación).
En la pág. 22 nos habla del libro del cronista oficial de Játiva Sarthou Carreres “La Semana Santa Setabense” nos habla de la procesión de las Promesas que se celebraba en la tarde del Jueves Santo y nos hace una descripción de citada procesión: “Hombres con la cruz a cuestas también con los pies desnudos y hasta arrastrando a veces cadenas atadas a su cintura”. Siendo esto un claro ejemplo de procesión penitencial setabense.
Conclusión, basándome únicamente en el propio libro de su cofradía sección de portadores desmonto todos sus argumentos, (costumbres de ir descubiertos y el no ser propio de tierras valencianas las procesiones penitenciales).
P.D.:Un conocido anticuario setabense conserva un verduguillo penitencial de principios del siglo XIX con toda probabilidad perteneciente a la cofradía de Jesús nazareno.
Un Penitente.
En la entrada que se publicó en junio del pasado año, firmada por mí, sobre las costumbres y hábitos en los cultos externos de la Semana Santa Setabense, al reflexionar sobre la procesión del Santísimo Cristo de la Flagelación, después de un comentario anónimo a la crónica de la procesión de la imagen de traslado, dije:
"Así pues, de lo que se trata es de dejar sentado que para nada repugna el hecho de introducir ese estilo penitencial; pero ello no es óbice para comprobar si históricamente tiene precedentes en nuestra Semana Santa. Y hasta donde alcanzan las comprobaciones realizadas, podría afirmarse que no, pero sin que por mi parte pretenda dogmatizar, puesto que siempre cabe profundizar en el estudio de las costumbres antiguas y, en consecuencia, tendríamos, en su caso, que asumir la oportuna rectificación con base en documentos de autenticidad contrastada".
No negué, por tanto, la posibilidad de rectificar. Ni se trata de ocultar o ignorar antiquísimas costumbres que quedaron en desuso, aunque sea totalmente lícito reintroducirlas. Para nada ha de importar el anacronismo si el fin es acorde al espíritu penitencial.
He comprobado que, de nuevo, de forma anónima (nunca entenderé el anonimato como modo de leal comunicación) se ha introducido un nuevo comentario para contradecir algo que nunca publiqué -como en el texto reproducido se indica- con ánimo de dogmatizar. Siga, pues, si así lo prefiere, el "penitente" contradictor sin nombre en su empeño, cuyo trabajo no podemos agradecer puesto que no sabemos quién es.
En cualquier caso, de las referencias al trabajo del historiador Ribes, la primera cita del autor, tomada del cronista Francisco Gavaldá no podemos sino ponerla en paralelo a las citas de Gámir que dieron base al comentario del señor Penitente, ambas relatoras de actos penitenciales por distintas causas,pero no relacionadas con la Semana Santa. En cuanto a la procesión de Jesús Nazareno, que se relata en el mismo libro, según cita del autor, tomada de otras de cronistas del siglo XIX,nada que oponer. Solo reiterar que de esas escasas referencias, yo al menos no me atrevo a conjeturar, porque carezco de datos, hasta cuándo estuvo vigente la costumbre del tipo de penitencia de que se nos habla ni si también esta disciplina se observaba por otras cofradías. Lo dejo a los historiadores: es su papel. Pienso que hallándose en desuso tal disciplina penitencial, quizás por la superación de la época tenebrista, la relajación de las costumbres o un distinto enfoque pastoral, el retomar el estilo de representación de que hablamos -como en un renovado auto sacramental- será positivo, o no,desde el punto de vista religioso, ad intra, dependiendo de la personal actitud del penitente de cara a la remisión de sus culpas; ad extra, desde el punto de vista estético, si la puesta en escena depara la contemplación de lo bien hecho, cuya sensación de excelencia puede ser comparable a la que nos proporciona la contemplación de, p. ej., una obra pictórica.
Con todo respeto, MIGUEL MIRA
Hola, con todo respeto.
Quiero, aportar un documento sobre la controversia creada por usted al cuestionar si las procesiones penitenciales son propias de nuestra ciudad, así como el uso de verduguillo o capirote. Paso a transcribir la cita de un artículo, recientemente publicado en "La Iglesia en Xátiva, textos y documentos" (Vicente Pons Alós, 2013) Se trata de una descripción de la semana santa de Xátiva, publicada en la revista "museo de las familias" en el año 1841, escrito por Basilio Sebastián castellanos de losada. El fragmento que transcribo, hace referencia, precisamente a la cofradía del nazareno: "Jueves santo: a las seis de la misma tarde sale la procesión de Jesús nazareno, con los armados, el cirineo detrás y todos los hermanos cubiertos con túnicas moradas de cola y caperuza, atadas con un cordón blanco, cruz en el pecho, rosario al lado, pañuelo al cuello y medias blancas y calzados de alpargata. Acompañan los trompeteros tocando las bocinas cubiertas con un lienzo, en la que está pintada la pasión del señor, y una porción de penitentes vestidos de nazarenos descalzos o cargados con pesadas cruces, cuya penitencia ofrecieron en sus enfermedades o peligros.
Un cordial saludo,
Un penitente +
Publica un comentari a l'entrada