diumenge, 24 de març del 2013

LA BURRETA

LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN

    Domingo de Ramos, 24 de Marzo de 2.013. Hoy ha amanecido desapacible. Viento a rachas, molesto y fresco, y el sol intentando abrirse un hueco entre las nubes que encapotaban un cielo gris. ¿Retraerían estas circunstancias a la gente que suele acudir masivamente a la procesión de La Burreta? A primera vista, les juro que así me parecía, puesto que al salir de la ilesia los sacerdotes para la bendición de ramos y palmas no vi alzarse ni demasiadas ramas de olivo ni demasiadas palmas. Pero a partir del momento en que la banda de tambores de la academia Rytmus comenzó a redoblar, yo no sé de dónde salieron, pero comenzaron a formarse las filas de chavales, de niños y niñas con sus padres, mujeres con carritos de bebé, personas mayores, componiendo una abigarrada multitud, que alegremente soportó los embates de ese viento que debajo del campanario de La Seo sopla siempre más fuerte que en cualquier otro paraje. Los pendonistas de todas las cofradías (hoy solo faltaban los de la Santa Cena) se las veían y se las deseaban para sostener no solo sus banderolas sino para tenerse frmes ellos mismos. Y, así, después de más de veinte minutos desfilando e incorporándose los fieles, consiguió iniciar su marcial y encantadora marcha esa menudalla convertida en banda de pequeña grey de cofrades con sus vestas, convertidos en veraderos atabaleros, marcando el paso como el más marcial de los soldados; estandarte, pendones y los cofrades jóvenes/adultos, veinte de ellos llevando en andas la imagen de Jesús. Los sacerdotes, la presidencia y la Hermandad de Cofradías -hoy también de gala- con palmas, y la banda de música de La Nova cerrando el largo desfile. No digo largo por quedar bien. Hoy se ha batido el record de asistencia. Miren ustedes: cuando la cabeza de la procesión estaba a la altura de la salida del "parking" de la Pl. de la Bassa, comenzaron a divisarse los pendones a la puerta del Ayuntamiento. Cuando yo pasaba por el entronque de la Alameda con la Baixada de l'Estació, no alcanzaba a oir ni la banda de Rytmus ni la banda infantil de la cofradía... Increible. Al llegar a la Pl. de la Seo, como es costumbre, redoblar de tambores y agitar de palmas y olivos; pendones que forman pasillo de cortesía y la imagen que ya queda deposiada en el lugar que tiene destinado como punto de estación en la Colegiata, a la espera de la procesión del Viernes Santo. Hoy puede estar muy satisfecha la junta directiva de la cofradía. También ayer fue un día grande en la fiesta de La Vespra. No puedo contarlo porque no pude asistir; pero lo hará quien sí que estuvo y me lo ha asegurado. Al menos, procuraré que lo haga.
   Sigo echado de menos los cánticos tradicionales: Lauda Jerusalem..., o Pueri hebreorum, portantes ramus olivarum... u otros más actuales, da igual, pero los echo de menos.
    De todos modos, es como si toda nuestra ciudad hubiera escuchado estas palabras: 
 
PUEBLO DE XÁTIVA, CELEBRA CON JÚBILO LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN. 
(Del pregón de Semana Santa 2013 pronunciado por D. Remigio Beneyto Berenguer)

Pero sería importante que reflexionara sobre estas otras del propio pregón:

            Si no somos como niños, no sabremos captar la grandeza de nuestro Dios, que viene en un borrico que nadie había montado todavía: en una burreta. A medida que avanzaba, la gente tendía los mantos sobre el camino, y todos corrían entusiasmados por la alegría de recibir al Salvador.
            Aprendamos en estos días santos que la humildad y la sencillez nunca molestan a nadie; y que estas cualidades siempre enaltecen y hacen grande y triunfante a quien las practica.
            Aprendamos a ser acogedores, a que en nuestra casa siempre haya espacio para los demás, especialmente para los más pobres y necesitados. En cada momento hemos de saber descubrir quiénes son los pobres y necesitados (quizá ahora lo sean los parados, los marginados, los inmigrantes, los que están solos).
            Sobre todo, aprendamos a ser como los discípulos que alababan a Jesús diciendo: “¡Bendito el que viene, el rey, en nombre del Señor! ¡Paz en el Cielo y Gloria en las alturas!.
      
    Vuestro, Miguel Mira.