dissabte, 30 de març del 2013

VIERNES SANTO DE 2013



I
LA MAÑANA

            Como es ya costumbre, a las ocho de la mañana la Alameda de Xàtiva es un hervidero. Gentes con y sin túnicas, pendonistas, muchas niñas de comunión (este año, incluso un niño) y casi todos con ese mini ramillete, consistente en un clavel envuelto en una especia de tul blanco. Y digo casi todos, porque este año la previsión se quedó corta y algunos no alcanzamos a conseguirlo, por dos razones: la primera, la masiva asistencia al acompañamiento, como yo no veía en años; la segunda, hay quien no se conforma con un ramillete y lleva en sus manos o en el bolsillo superior de su chaqueta o enganchados al cíngulo, dos o incluso tres… Por qué no se le da uno a cada uno, no lo sé; pero imagino que los repartidores dan por supuesta la buena fe de cada cual. Y ¿saben? Tampoco importa demasiado, porque esas personas destinan, sin duda, uno a su familiar enfermo o a su padre o a su madre, que en esta ocasión no han podido asistir o porque, en memoria de alguno de ellos, destinan esta flor a su tumba. Pues, que así sea.
            He dicho que la asistencia desbordó previsiones y es cierto, lo que no impidió –como ha ocurrido otras veces- que el desfile fuera ordenado y sin cortes (al menos, yo no los detecté). Eso sí, aquí no vale pedir silencio; esto es La Camilla, y la gente va, más que a una procesión, a un entierro, AL ENTIERRO. Así la hemos llamado toda la vida, y se habla, se comenta, se alaba o se critica, tal cual ocurre en cualquier otro entierro. Lo constato, no lo critico. ¿Es criticable? Cualquier actividad humana lo es, pero en este caso es el pueblo quien participa y quien decide y nadie, nadie, se ha opuesto jamás a esta costumbre, por otro lado inocua. Que sería más provechoso ir rezando o pensando en quién llevamos a enterrar, es cierto; pero también lo es que, en el fondo, todos sabemos que en La Camilla representamos a Cristo, a ese Jesús que tuvieron que arrancar de los brazos de su Madre Santísima para colocarlo en una vulgar litera y darle sepultura a toda prisa; y sabemos que va no para desaparecer, como habitualmente ocurre, en cualquier nicho del cementerio; va a un sepulcro nuevo, de las manos de José de Arimatea y de Nicodemo, sepulcro en donde nadie antes había sido sepultado…¡Pero no va para quedarse!
Va para resucitar en la mañana de Pascua por tí, por mí, por todos; y esa es nuestra fe, la fe que nos gloriamos de profesar.
Ojalá podamos acompañar muchos años a Cristo en su entierro de la mañana del Viernes Santo en Xàtiva, porque significará que otros tantos seremos testigos de su resurrección.   

II
LA TARDE – NOCHE

De la Procesión General del Santo Entierro puedo decir poco, porque, como todos saben, voy acompañando a Jesús Nazareno y sólo puedo apreciar parcialmente lo que está ocurriendo. La tónica general, no obstante, sí que es constatable: buena asistencia –en general- de penitentes y mucha, mucha gente en la calle hasta llegar a la Pl. de St. Jaume; a partir de ahí, como siempre, nos quedamos casi solos: unos pocos delante del museo, y otros ya en la Pl. de la Seo, esperando que llegue El Cachorro, siempre espectacular. Otro protagonista, el viento, que volvió desapacible la tarde del Viernes Santo aunque impidió que lloviera. Este año, sin embargo, no ha sido un año cualquiera. Este año ha sido el año de la protesta de dos cofradías: la Hermandad de la Santa Cena y la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Esperanza. La cuestión de fondo es comprensible: el pésimo, el deplorable pavimento de la Pl. de Santa Tecla y de la calle de la Corretgería provoca un traqueteo en los tronos de aquellas imágenes, que ha dado lugar a que se produzcan algunas grietas, lo cual es de lamentar. Así pues, llegados a la altura de la Pl. de la parroquia de La Merced y cerca de la Pl. del Españoleto, han sido retiradas esas imágenes, aunque la banda de tambores y los penitentes de La Santa Cena han continuado en procesión hasta la Colegiata sin la imagen. No es mi intención aquí ejercer como crítico implacable, aunque no esté de acuerdo con la forma de proceder. Ha habido mucho tiempo para tomar una decisión finalmente drástica y tal vez necesaria; pero está claro que no se le va a dar solución al problema del pavimento ni a corto ni a medio plazo; y está claro también que el sistema de tracción, suspensión y rodamiento de las tres imágenes precisa de intervención técnica… Pero yo no soy quien para dar consejos prácticos, porque –como siempre ocurre en este país- somos tantos técnicos, tantos alcaldes, tantos concejales, tantos peritos, tantos… de todo, como habitantes tiene España. Corresponde, pues, a sus responsables estudiar y plantear soluciones que, eso sí, entiendo que deben pasar por el intento de llegar a los acuerdos que fueren precisos con las autoridades para que concedan las ayudas necesarias en orden a esa solución que habrá de adoptarse a corto plazo, so pena de deslucir otra vez un acto tan importante como es la Procesión General, aunque sea a dos calles del final.
En la Plaza de la Seo, estaba esperando, como hago siempre, la llegada de las imágenes; y, en especial, esperaba el paso de la Virgen Dolorosa, recordando aquel milagro ocurrido en tal sitio y a tal hora, el Viernes Santo de dos mil doce. Y sentí un especial contento al ver cómo los portadores del anda hicieron un esfuerzo al llegar aquel lugar y, sin caer en la exageración, balancearon el trono al compás de la sonora intervención de su banda de tambores. Me alegré sinceramente al ver su optimismo y esa peculiar acción de gracias por aquél milagro.
Y otra cosa (en broma, claro, si se me permite la licencia). A lo largo de estas crónicas, he venido comentando la proliferación de bandas de percusión y lo que me parecía una competición por ver quién ganaba en decibelios a los demás. Hoy ya no es sospecha: es certeza. Estas bandas van armadas con artilugios aporreables de tal calibre que, sin duda, se han propuesto atronar la ciudad allá por donde pasan; y de que le “zumban” con fuerza, da testimonio el que se rompió más de una baqueta.  No podría darle el premio a ninguna de ellas… Bueno, al menos, la de El Cachorro lleva cornetas…
Gracias a la Hermandad de Portadores por permitirme usar este espacio paa contarles cosas. Y gracias a ustedes, nuestros visitantes, por leer este blog. Les espero en El Encuentro Glorioso del Domingo de Resurrección.
Un saludo, M. Mira

1 comentari:

llinamarti@gmail.com ha dit...

Gracias a la Hermandad de Jesús Nazareno por su comentario sobre la Virgen Dolorosa en la procesión de Viernes Santo.Sí a todas las cofradías de la ciudad les salen bien las cosas,la Semana Santa Setabense sale beneficiada en su conjunto,se fortalece y su mejora a todos beneficia.